miércoles, 2 de marzo de 2011

La impunidad, coartada para despedir

La normativa laboral actual contempla que cuando un despido es calificado de “Improcedente” (el empresario no tiene razones ni fundamentos para despedir careciendo de causa que lo justifique) al trabajador se le indemniza y se le pone de patitas en la calle acabando su relación laboral con la empresa. La cuantía de la indemnización depende del número de años trabajados y el tipo de contrato, quedando fijada, en el mejor de los casos, en 45 días de salario por año trabajado con un límite de 42 mensualidades.
Esta circunstancia hace que, como en el caso del Banco Popular, se acabe obviando sistemáticamente el propio Régimen disciplinario establecido en el Convenio Colectivo vigente, y se instruya ante cualquier nimiedad, imprudencia o actitud desgraciada que llegue a oídos del departamento de RR. LL. un expediente al que se acompaña inevitablemente una propuesta de despido que la Dirección General -más interesada en otros asuntos o renunciando a la obligada empatía con la persona afectada- ejecutará sin reparos.

La situación y forma de actuar que viene sistematizándose imprudentemente, en los más de los casos es completamente rechazable, y si en algún momento es preciso un traje a medida, como gusta a nuestra entidad denominar a las cuestiones para evitar su generalización, este es sin duda uno de ellos. Continuar por esta vía nos haría descender a niveles que se pueden encontrar sólo en las más ruines empresas. En primer lugar porque muchas de estas actuaciones vienen precedidas de informes de Auditoría Interna, que en ocasiones valida métodos utilizados por el personal cuando el resultado final es satisfactorio y en otras, cuando no es tan bueno el fruto, trascienden la información, se abre expediente y despido al canto; provocando una esquizofrenia profesional en los que vamos quedando, al no saber nunca con certeza si se actúa bien o mal.
A la vista de los expedientes instruidos, podemos asegurar que se despide igualmente por una razón y por la contraria, tanto por cumplir la normativa como por olvidarse de ella. Se despide por la manera de utilizar nuestra cuenta corriente. Se despide hasta por hacer caso a las “recomendaciones” emanadas de un nivel superior ¿A dónde se quiere ir de esta manera?
Otra práctica habitual consiste, salvo en el caso de afiliados a sindicatos, en no escuchar las explicaciones que el propio interesado pueda ofrecer ante lo que se entiende por irregularidad merecedora de sanción. Creemos que ante una cuestión de la envergadura de privar a una persona de su empleo y su medio de vida, al menos deben escucharse sus alegaciones y no abusar de una postura dominante y claramente inmoral creando indefensión. Y es que, contrariamente a lo establecido en el refrán, se obvia la virtud del término medio, aplicando la desmesura y el sin sentido.
Se han producido durante 2010 en esta empresa 30 despidos, demasiados de ellos improcedentes, a los que habría que añadir parte de las 26 dimisiones “acordadas” o de las 36 “voluntarias”. Si se dice que el mayor activo de esta empresa son sus empleados, ¿A qué viene esta carnicería? Utilizar el despido al rebufo del viento dominante y pretender convertir la excepcionalidad de una sanción por falta muy grave en una oportunidad más para aligerar plantilla es una vía completamente inadecuada por sus repercusiones sociales y personales, máxime cuando existen otras soluciones disponibles de las que tampoco se quiere oír hablar.
Esta empresa está necesitada de empleados, sólo hace falta darse una vuelta por sucursales y ver la carencia generalizada y las ampliaciones de jornada que se realizan, ahora, en horario flexible. Mal camino llevamos si se trata de someternos al aborregamiento por el miedo, aunque quizás esta última cuestión nos lleva a pensar que igual algunos de quienes hoy tienen encomendadas las responsabilidades de dirigirnos formaron en su día parte del rebaño donde se valoró por encima de todo la sumisión sobre la capacidad y con ello acumularon galones y ascensos. Entendemos en CGT que sólo el desaliento nos puede llevar a resignarnos. Y luchando contra él, junto a nosotros, os esperamos.

Salud.

1 comentario:

  1. cerca de 100 empleados a la calle durante 2010... yo a esto lo llamo reduccion de plantilla.
    curiosa manera la de gestionar esta empresa. los empleados de sucursales que son lo unicos que atienden al cliente cara a cara y sacan los objetivos adelante para algunos "directivillos" son los que sobran.

    mientras los calientasillas, los organiza-reuniones, los enviadores de mails y de listados, dan buen ejemplo con una gran productividad y una completa agenda de "trabajo"

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