martes, 1 de marzo de 2011

Aquellas cosas que no debieran tener sitio

¡Albricias! Estamos de enhorabuena. Tras quitarse la máscara y al dictado del banco, Segrupo nos evidencia de forma clara y precisa la opinión de la dirección sobre una serie de cuestiones que resultan de interés.

Volviendo a parafrasear el título de nuestra anterior circular, que a ellos por falta de ingenio les gusta utilizar, no es digno cobijarse bajo el paraguas del respeto a los valores democráticos cuando se va a hacer un uso fraudulento de ellos. Porque, además de solicitar una nueva máquina de café para el edificio Beatriz o el Goya-Velázquez ¿Qué otra acción sindical, que suponga una lucha honrada e independiente de los intereses de la dirección del banco, ha acometido este autodenominado sindicato por la preservación y/o avance en los derechos de los trabajadores y trabajadoras de esta empresa? Ni siquiera hace falta acudir a la hemeroteca.

En cuanto a la dirección del banco, por fin sabemos lo que les molesta. ¡Eureka! Les fastidia los reglamentos, los convenios, la normativa, en definitiva las leyes. Para ellos suponen un corsé que les impide tener sus carnes fofas al antojo de la ley de la gravedad. Aquellos que se acogen a alguna de estas son mal considerados. Parece ser que entre los directivos de esta empresa sigue estando vigente el designio divino como explicación pertinente para justificar los caprichos y arbitrariedades de unos cuantos.

En el ámbito de tal escusa, es en donde Segrupo se jacta de no defender lo, para ellos, indefendible. Porque para estos avezados delegados sindicales lo indefendible no es sólo el puesto de trabajo de un compañero despedido, por consideraciones cuanto menos subjetivas, sabiendo que a su edad el mercado de trabajo está cerrado para él, sino también, como no se avergüenzan en poner de relieve, subidas salariales, condiciones dignas de trabajo (excepción hecha del café de máquina), conciliación la vida laboral… incluso para los que dice representar. Y es cierto que algunos “se dejan la vida” en el banco, y también la salud y la alegría; entre otros, este compañero despedido que, por causas laborales, ha visto afectada su salud (con conocimiento del banco y de Segrupo) y desde ahora, también su vida y su autoestima.

No nos tranquiliza el buen conocimiento que presume Segrupo tener de los justos criterios de la dirección del banco para deshacerse de compañeros y compañeras, como tampoco nos creemos que lamenten ninguno de ellos el despido de este compañero y de ningún otro. Más bien se la trae “al pairo” obedeciendo al principio enunciado por Milan Kundera, según el cual la víctima busca incansable su culpa.

En CGT nos congratulamos de que se pongan las cartas sobre la mesa y entendemos que, si algún compañero o compañera cree firmemente que Segrupo puede ser un buen defensor de la causa de los trabajadores y del empleo, sería bueno, que al paso del tiempo, contrastaran que acciones han realizado este “puñado de profesionales”, como ellos se gustan denominar, por los intereses colectivos de TODO el grupo de empleados de esta empresa.

Salud.

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